La Casa do Soar data del siglo 17. Además de un balcón abrigado que es hoy en día sellado por una pared y un portón, completamente distinto de su estilo original, la Porta do Soar tiene una rara ventana de esquina con una epígrafe sobre la precariedad de la vida humana: Homo Bulla, o sea, el Hombre como una burbuja de jabón que tan pronto se esfuma en el aire.