En Portugal hay 55 especies de orquídeas silvestres. La mayoría de estas especies se encuentran en el Parque Natural de Serra de Aire e Candeeiros, ¡en concreto 27 especies! La orquídea abeja es la prueba viviente de lo sorprendentemente inteligentes que pueden llegar a ser las orquídeas.
Estas orquídeas - Ophrys apifera - se pueden encontrar en casi todas las zonas de Portugal, en suelos alcalinos y ligeramente ácidos, en espacios abiertos o con vegetación escasa. Florecen entre abril y junio y pueden alcanzar una altura de 50 centímetros.
Charles Darwin (1809 - 1882) consideraba las orquídeas unas de las criaturas más complejas del mundo. Imitan la forma, los colores y los olores de las abejas para atraer a los insectos. Como todas las orquídeas, esta flor está formada por tres sépalos y tres pétalos, con el pétalo más desarrollado, el labio, que imita perfectamente al insecto que la poliniza, la abeja macho Eucera longicornis. Cuando el insecto encuentra la flor (ya sea por la vista o por el olfato, ya que las orquídeas liberan feromonas que recuerdan a las hembras de los insectos que las polinizan), intenta copular con ella, haciendo que las polinias (la parte masculina de la flor) caigan sobre su cabeza. Cuando "se siente engañada", vuela a otra flor para probar suerte. Si esta estrategia de seducción falla, las orquídeas abeja tienen la facultad de autopolinizarse.
Las orquídeas están entre nosotros desde hace 30 millones de años y son las maestras del engaño, haciendo creer a los insectos que son especies parecidas y seduciéndoles para que caigan en sus trampas biológicas. Hoy existen más de 30.000 híbridos del género Phalaenopsis, todos creados por el hombre, y se calcula que este número crece entre 500 y 1.000 nuevas "especies" cada año. Y también hay un hecho profundamente alucinante sobre las orquídeas: desde que la Humanidad aprendió a cultivarlas, allá por finales del siglo XIX, ¡también las polinizamos!
Las formas, colores, matices y tamaños extraños y todos los accesorios adicionales, pelos, verrugas, partes móviles y perfumes varios no son más que estrategias que estas astutas plantas han desarrollado a lo largo del tiempo para seducir a los polinizadores y atraerlos hacia sus flores. El resultado de la evolución de estas maravillosas plantas es una enorme y fantástica diversidad.
Tejiendo las más complejas estrategias de ilusión y haciendo gala de una inteligencia inusitada, el principal objetivo de las orquídeas a lo largo del tiempo está perfectamente claro: la supervivencia. Y no cabe duda de que se han convertido en maestras de esta exigente tarea.
Créditos fotográficos: Luís Afonso