La pandemia ha cambiado nuestra percepción de la vida, así como nuestra percepción de los viajes. Los destinos más pequeños pueden marcar la tendencia para los próximos años. En el Centro de Portugal, hay muchas pequeñas ciudades acogedoras. Detienen ese ambiente único de familiaridad y de conexión humana. Una oportunidad de descubrir estos lugares increíbles y su rico patrimonio histórico, una gastronomía deliciosa, deslumbrantes paisajes naturales y personas de gran corazón. ¡Grandes expectativas!

5 secretos bien guardados en el centro de Portugal: viajes seguros lejos de las multitudes.
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Viseu
En el Centro de Portugal, rodeada de montañas y ríos Vouga y Dão, se encuentra la ciudad de Viseu, lugar de nacimiento de Vasco Fernandes, y un hito del arte sacro y la arquitectura religiosa, como lo demuestran las numerosas iglesias que adornan el centro histórico.

Castelo Branco
Arquitectura típica, un castillo templario, fachadas e iglesias del siglo XVI, jardines barrocos y casas solariegas de familias con raíces clavadas en la historia. Visitar Castelo Branco, la "capital de la Beira Baixa", es ver todo eso en un escenario que combina tradición y modernidad.

Tomar
Portugal tiene una ciudad entera que corresponde a un plan esotérico. Se llama Tomar y fue diseñada por Gualdim Pais, el más famoso maestro de la Orden del Templo. Fundada en 1160, Tomar sigue el arquetipo urbanístico de la mentalidad iniciática, como la Polis, la Acrópolis y el Panteón.

Caldas da Rainha
La fundación de Caldas da Rainha está profundamente entrelazada en la apertura del Hospital Termal. Influyó en la propia identidad de esta ciudad. Además, el nombre "Caldas da Rainha" significa "aguas termales de la reina".

Óbidos
La encantadora ciudad medieval de Óbidos, rodeada de murallas, sorprende a sus visitantes con su infinita belleza. Por este motivo, Óbidos, hasta 1883, perteneció a las reinas de Portugal. La ciudad creativa clasificada por la UNESCO es un paraíso para los amantes de los libros de todo el mundo. Una ciudad literaria adornada con buganvillas, calles sinuosas y casas de colores. ¡Dulce como el chocolate!