A light that never goes out
Religión y Espiritualidad

A light that never goes out

La procesión de los caracoles, que tiene lugar todos los años en septiembre en la pequeña aldea de Reguengo do Fetal, cerca de Batalha, es una tradición atemporal que ha atravesado los siglos y, al mismo tiempo, una de las procesiones religiosas más singulares de Portugal. Una increíble carpeta de conchas de caracol iluminando los caminos de la fe.

Los orígenes de la procesión de los caracoles en la aldea de Reguengo do Fetal, cerca de Batalha, se remontan al siglo XIX y están estrechamente vinculados a la devoción a Nuestra Señora del Fetal. De hecho, esta arraigada devoción llevó a la creación de un santuario con el mismo nombre.

La imagen de Nuestra Señora de Fetal, una escultura de piedra que data del siglo XVII, es absolutamente crucial para entender las peregrinaciones y la fe religiosa en esta santa.

Según la leyenda local, la devoción a Nuestra Señora de Fetal se debe a una joven pastora que estaba apacentando su ganado y lloraba porque se moría de hambre. Nuestra Señora de Fetal se le apareció y la instó a pedir pan a su madre: «Dile que una mujer te ha pedido que veas si hay pan en el arcón». El arcón vacío se llenó milagrosamente de pan.

Las procesiones se celebran por la noche, utilizando miles de conchas de caracol que se empapan en aceite de oliva y se enroscan con un hilo que sirve de mecha y que, una vez encendido, da un efecto visual único.

La primera procesión, tras la suspensión del alumbrado público, lleva la imagen de Nuestra Señora de Fetal desde el santuario del mismo nombre hasta la iglesia parroquial. El sábado siguiente se repite la procesión, pero en sentido inverso.

La preparación de las miles de conchas de caracol utilizadas en las procesiones implica el trabajo voluntario de unas 200 personas del pueblo de Reguengo do Fetal, desde niños de guardería hasta usuarios de la residencia de ancianos del pueblo. También cabe destacar la participación de los emigrantes de la parroquia, con una fuerte presencia en Estados Unidos, que regresan a su pueblo natal en la época de las fiestas y participan activamente en la decoración.

La utilización de conchas de caracol para iluminar las dos procesiones supone una cantidad considerable de materiales y recursos, como 6.000 metros de mecha para quemar el aceite, 12.000 conchas de caracol completamente limpias y 500 litros de aceite para llenar todas las conchas. Las conchas de caracol ocupan parcelas de terreno, muros o murallas, formando motivos o palabras relacionados con la vida de la parroquia, la iglesia y otros temas, a lo largo de un recorrido de unos 800 metros.

En enero de 2024, el Ayuntamiento de Batalha presentó una candidatura para la inclusión de esta fiesta religiosa en el Inventario Nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial, con la colaboración de la Junta Parroquial de Reguengo do Fetal, la Comisión de la Iglesia Parroquial de Reguengo do Fetal y la comunidad de esta parroquia y sus emigrantes. El proceso de candidatura siguió un cuidadoso formulario que aclara la importancia histórica, devocional y patrimonial de este evento religioso, acompañado de fuentes escritas y orales, webgrafías, fotografías, artículos y piezas publicadas en los medios de comunicación socil, películas, documentales y archivos sonoros.

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